domingo, 6 de febrero de 2011

La tardia evolución del arte de la historieta en Costa Rica.

El arte de la historieta gráfica, acertadamente denominado por estudiosos e investigadores como "El Noveno Arte", ha experimentado en Costa Rica, a lo largo de toda su historia, una muy pobre y balbuceante evolución artística, pese a la gran profusión de artistas "del blanco y negro" que ha tenido esta nación centroamericana desde finales del siglo XIX, cuando se instituye el periodismo escrito y surgen con notable fuerza estilística los primeros caricaturistas e ilustradores que desbordan su talento no sólo en los periódicos de la época, sino en una gran profusión de revistas y periódicos satíricos de vida efímera, muchos de ellos publicados por la iniciativa de los mismos artistas.

Comic en Costa Rica


La historia del comic en Costa Rica, concentrándose la actividad de los dibujantes costarricenses en la caricatura política y el chiste gráfico más que nada, los primeros caricaturistas costarricenses, muchos de ellos de gran relevancia artística y conceptual tales como Paco Hernández (de origen español) o Noé solano (el primer gran caricaturista criollo) recurren a la técnicas primarias de la narración visual secuenciada, sólo como un recurso más, destinado a desarrollar determinadas situaciones que, al final, remitirían a la sátira humorística, sin avanzar en el cultivo del arte de la historieta como tal.


Esta situación persistió por muchas décadas, podría decirse que hasta finales de los años 60 y comienzos de los 70, cuando, influidos por la "invasión" de las historietas mexicanas de la Editorial Novaro, que por ese entonces inundaban el mercado latinoamericano de las revistas ilustradas, y las tiras cómicas distribuidas por los sindicates norteamericanos, las cuales se publicaban en los periódicos locales, los grafistas costarricenses comenzaron a dar mayor importancia al cultivo del arte de la narrativa de la imagen.

Uno de estos primeros historietistas propiamente dichos, de hecho el más destacado en toda la historia del país y el primero en manejar a cabalidad las técnicas de esta difícil disciplina artística, lo fue el ya fallecido caricaturista e ilustrador don Hugo Díaz Jiménez quien, en los años 70, comenzó la publicación en el semanario Pueblo, de una página de historietas satíricas en la que el artista documentó la situación política y social no sólo de su país sino del acontecer internacional. Gran parte de este material fue recopilado en el libro "El Mundo de Hugo Díaz", publicado por la Editorial Costa Rica a finales de los años 70 y del que se hicieron varias ediciones.

Entre otras producciones de este artista en el campo de la historieta que es importante destacar, citamos una edición historietada de los Cuentos del Tío Conejo basada en un popular libro de la autora costarricense Carmen Lyra, y un meritorio intento de crear la primera historieta nacional, gracias a la iniciativa del escritor y dramaturgo Samuel Rowinski, con la serie Las Fisgonas de Paso Ancho, serie que llegó hasta la tercera edición, a mediados de los años 80.

Un importante proyecto editorial sobre la vida, en historietas, del líder panameño Omar Torrijos, promovida por el desaparecido Centro de Estudios Torrijistas de Panamá, acaso la única historieta de corte no humorístico que pudo haber realizado Hugo Díaz en su prolífica vida artística, fue truncado tras la invasión a Panamá por el ejército norteamericano, en el año de 1989.

Entre otros destacados cultores de la historieta nacional, sobresale también el dibujante Fernando Zeledón Guzmán "F. Zele", y su gran labor al realizar, en forma ininterrumpida durante 17 años, la página de sátira política historietada, titulada La Semana en Serio y publicada en el desaparecido semanario del partido comunista "Adelante" ; página en la que, al igual que la realizada por Hugo Díaz en el semanario Pueblo, este esforzado creador, agudo crítico y hábil dibujante registró, a través de un humor sarcástico y mordaz, casi irreverente, la situación política y social de Costa Rica y el mundo, especialmente durante los difíciles años de la "era reageniana" en la que, de alguna forma, Costa Rica recibió los embates y estuvo involucrada, por causa de las presiones del Departamento de Estado Norteamericano, en la llamada Guerra Sucia promovida por los Estados Unidos a través de los llamados "contras", en su afán por sacar del poder a los sandinistas y su movimiento revolucionario, con el que derrocaron al dictador Anastasio Somoza, tras una cruenta y prolongada guerra de guerrillas, en Julio del 79. Lamentablemente, de todo este valioso y abundante material no se ha publicado, hasta el presente, ninguna antología ni mediana recopilación.

Un mérito especial que tiene Fernando Zeledón como uno de los pioneros en el arte de la historieta costarricense, radica en el hecho de que ha sido, hasta el presente, el único artista criollo que ha creado una serie de simpáticos y divertidos personajes, inspirados en la identidad e idiosincrasia típicamente "tica" o costarricense, tales como el perrito "Cutacha" (pulguiento "zaguate" que era el alma y vida de cada lámina de La Semana en Serio), la abuelita "de armas tomar" Auristela, el pachuco Patasdihule y Matráfula, mujer cincuentona y de vida fácil , con los pechos atiborrados de arrugados billetes de alta denominación, en la que el caricaturista encarnaba a la gran prensa capitalista, siempre en defensa de los poderosos y de los intereses del imperio.

Tras la desaparición del semanario Adelante a comienzos de los años 90, Fernando Zeledón se abocó a otro proyecto de historietas satíricas en la que intentó rescatar a todos los simpáticos personajes de La Semana en Serio. La nueva serie llevaba por título "Los Supermaes" (por la típica expresión costarricense "mae" equivalente al "cuate" o "mano" mexicano). Por su factura crítica y agudamente cuestionadora de las políticas neoliberales en boga, esta simpática serie sólo tuvo cabida, por un relativo breve período de tiempo, en el semanario "Universidad", uno de los más serios periódicos nacionales, publicado por la Universidad de Costa Rica. Por falta de presupuesto, finalmente la historieta dejó de publicarse desde hace varios años.

Como se podrá apreciar, aún en el caso de los artistas arriba citados, que se ubican como los primeros historietistas costarricenses propiamente dichos, prevalece en ellos la tendencia original de remitir su trabajo, salvo contadas excepciones en el caso de Hugo Díaz, al género satírico-humorístico más que nada, sin entrar a experimentar y desarrollar en ningún momento, los otros muy variados géneros de esta disciplina artística.

Unos de los primeros dibujantes que rompió con esta "tradición" quizás lo fue el joven creador Carlos Alvarado, quien, para mediados de los años 70, lanza en el desaparecido periódico Excelsior lo que sería la primera tira cómica de nacional de aventuras, con su personaje Carlos Pincel, un detective privado "a la tica" que colabora con la policía en la lucha contra el crimen. El protagonista de la serie se desplaza a bordo de un flamante Ferrari, en medio de las aún bucólicas calles de la Costa Rica de entonces. Tras la desaparición del Excelsior, el joven dibujante no pudo encontrar la oportunidad de continuar publicando su serie en los otros periódicos locales, por lo que archivó para siempre su proyecto, dedicándose en lo sucesivo al arte publicitario.


Más o menos para la misma época, el joven artista Carlos Figueroa inicia con especial entusiasmo la realización, en historieta, de importantes capítulos de la historia costarricense y centroamericana, en láminas que primero publica en el diario La Nación y, posteriormente, recopila en revistas de edición independiente con las que termina fundando Figueroa Producciones, primera empresa costarricense especializada en la edición de historietas criollas. Por medio de Figueroa Producciones, el citado artista lanza la revista ilustrada Tricolor en la cual, además de historietas extranjeras, se publican las producciones del chileno Víctor Canifrú y el salvadoreño Edmundo Anchietta, ambos afincados en Costa Rica, con historietas basadas en el folklore centroamericano y la historia costarricense. Tricolor más tarde se convierte en la revista infantil Tricolín. Esta última desaparece años más tarde y Figueroa Producciones se convierte en una empresa dedicada a la producción de cómics y videos corporativos e institucionales.


Por su parte y también a finales de los 70 y comienzos de los 80, el dibujante Juan Díaz publica su historieta didáctica "Glupy" en varios periódicos del continente, a través de una empresa distribuidora vinculada a la King Feactures Sindicate, convirtiéndose, de esta forma, en el primer (y hasta ahora único) historietista costarricense que ha logrado exportar su producción. Tras unos años de gran auge, la serie "Glupy" deja de publicarse y el artista se dedica a otros menesteres.

Para la década de los 80, el colombiano establecido en Costa Rica Oscar Sierra Quintero inicia en el diario La Nación (y posteriormente en el semanario en idioma inglés The Tico Times) la serie historietada "Mitos y Leyendas de Costa Rica" la cual se transformó, unos años después de su nacimiento, en "Mitos y Leyendas de Latinoamérica". La serie se publicó en forma ininterrumpida durante siete años, de 1984 a 1991.
En la misma década, el mismo autor crea y organiza, con el apoyo entusiasta de varios colegas nacionales, el movimiento de La Pluma Sonriente, una organización que nace con objetivo primordial de promover el desarrollo del humor gráfico y la historieta y su posterior proyección internacional, a través de la integración de esfuerzos entre sus miembros, el trabajo colegiado y la retroalimentación de ideas y técnicas y conocimientos. Muchos de estos nuevos valores de la caricatura y la historieta cómica nacional encuentran la oportunidad de dar a conocer su producción a través del Salón Anual del Humor y la Historieta La Pluma Sonriente (cuyas actividades se mantienen hasta la fecha, enfatizando la actividad con la historieta, en una nueva división de la organización llamada La Pluma Cómic) y de las revistas de humor "De Oreja a Oreja" y "La cabra en Patines", creadas y dirigidas por Oscar Sierra entre los años de 1985 y 1990. En octubre del 2001, La Pluma Cómic realiza su primera actividad a favor de la promoción y el desarrollo de la historieta costarricense con La semana de la Historieta, en una serie de actividades culturales realizadas en la ciudad de Liberia (ubicada cerca de la frontera con Nicaragua), por iniciativa del miembro Ronald Díaz, que comprendieron una exposición de historietas de los miembros de la organización, charlas, conferencias y talleres para niños, las cuales despertaron un gran interés por parte del público liberiano, en ninguna forma acostumbrado a apreciar estas formas de expresión artísticas.

En los últimos años de la década de los 90, la fuerte influencia de los video juegos y la cultura del género manga y el animé japonés, inspira a una nueva generación de jóvenes y entusiastas creadores (no vinculados con ningún movimiento en especial) a publicar sus propias producciones, bajo este particular estilo, en las revistas "Camaleón", "K-Oz" y "Neozaga", en un material de una meritoria factura artística pero carente, en su mayor parte, de un buen contenido argumental y un perfil todavía muy distante de lo que podría identificarse como un "cómic costarricense", elementos que, de todas formas, no desmerecen el valioso aporte que estas iniciativas han dado al desarrollo de la historieta nacional.

Otro paso inconcluso pero significativo en la evolución del cómic costarricense, lo dan las humoristas Marcia Saborío y María Torres al editar, a mediados del año 1999 y bajo la dirección artística de Oscar Sierra, la historieta "Corazones no sabemos", inspirada en los guiones de un exitoso programa humorístico de televisión por ellas realizado, denominado "Caras vemos". La evidente falta de desarrollo editorial y de apoyo financiero que sigue teniendo la historieta costarricense, hace que esta iniciativa llegue a su prematuro final, como tantas otras, al arribar al tercer número.

Para recibir el nuevo siglo, el diario La Nación lanza en el 2001 "Pantys", tira cómica humorística realizada por el joven creador Francisco Mungía, la cual tuvo el especial mérito de encabezar la sección diaria de tiras cómicas de este importante matutino. Por la presión del público lector, quien no acogió favorablemente esta serie, Pantys deja de publicarse un año después de su lanzamiento, en julio del año 2002.

En enero del 2002, el creador de origen colombiano Nelson Cervera, recientemente radicado en San José de Costa Rica edita y lanza, en asocio con el excelente historietista barranquillero Sergio González y en formato de fascículos mensuales, el curso de "Manga Tutor" que tiene la original modalidad de asesorar a los estudiantes que adquieren los números mes a mes, a través del correo electrónico.

A finales del 2002 el joven editor José Ulloa lanza el primer número de su revista de historietas Plan 9 en la cual participan nuevos valores de la historieta costarricense, con temas que abarcan desde la ciencia-ficción hasta las leyendas costumbristas.

 A comienzos del año 2004 el historietista  y guionista guanacasteco Ronald Diaz Cabrera "Rodicab" realiza y edita, de sus propios recursos, el primer comic book en la historia del pais. Un volumen de 80 páginas con el titulo "Desafios" y años mas tarde publica la antologia "Leyendas de un sabanero".


En agosto del 2011 sale a la luz el libro de 120 páginas y formato de 21 x 28 cms. "Leyendas Costarricenses en Novela Gráfica" con historietas y guiones de Oscar Sierra Quintero y Ronald Diaz Cabrera "Rodicab", como un proyecto premiado por la Fundación Ford Motors Company en la categoría de Educación para la Herencia Cultural.


En un mundo dinámico y complejo, dominado por la creciente "Tercera Ola" de la red de comunicación global, conformada por la informática, la televisión, el cine y el video, las cuales, con sus inigualables recursos expresivos, han impuesto la "manía audiovisual" entre todos los habitantes del planeta, el futuro de los géneros artísticos y de comunicación que se le emparientan, tales como la historieta, la caricatura satírica y el humor gráfico, resulta no sólo promisorio sino insustituible, en un mundo densamente interconectado, en el que el "lenguaje universal de la imagen" resulta ser, hasta el presente, el único capaz de romper las barreras lingüísticas que impiden todavía una eficaz comunicación entre todos los "vecinos" de la gran barriada planetaria. Por lo mismo, el desarrollo de esta expresión artística en Costa Rica tendrá que ir, ineludiblemente, al paso de las exigencias de comunicación de los nuevos tiempos.

El desarrollo de una historieta de factura y perfil costarricense, basada en estilos y contenidos de vanguardia, no necesariamente de manga, como se estila entre las nuevas generaciones de creadores, quienes no tienen mayores puntos de referencias que las que le ofrece el gran mercado masivo del cine, el video y las revistas japonesas que hoy por hoy inundan el mercado, es el gran reto que tiene por delante La Pluma Cómic, a través de un programa de talleres, exposiciones, investigación, publicaciones e intercambio con los colegas nacionales y de otras latitudes, en un programa similar al desarrollado, durante 31 años, en el campo del humor gráfico, por La Pluma Sonriente.

---San José de Costa Rica.(Actualizado en agosto del 2011)
--Oscar Sierra Quintero

*Artículo Publicado en la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta (Vol. 2 No.5 Marzo del 2002), órgano oficial del Observatorio Permanente Sobre la Historieta Latinoamericana de Ciudad Habana, Cuba y en el Web Site Tebeosfera, realizado en Sevilla, España, bajo la dirección de Manuel Barrero.

3 comentarios:

Asdrúbal Piedra Carvajal dijo...

Gracias Oscar.

Anónimo dijo...

Estimado Oscar Sierra. Te saluda Carlos E. Alvarado.
Apreciado amigo.
Primero que nada, quiero agradecerte profundamente por incluir mi trabajo sobre Carlos Pincel en tu incansable labor a favor del arte costarricense y de paso felicitarte por la especial importancia que le imprimes a nuestro amado arte del dibujo de historietas.
En segunda instancia, debo decirte que me dio mucho gusto leer el articulo y encontrarme con toda esa información que brindas, sobre nuestros queridos e inolvidables amigos y excompañeros artistas. Sin embargo, en honor a la verdad y por supuesto, con el afán de colaborar con tu excelente trabajo, me tope con algunos, si no del todo incorrectos, datos incompletos, en relación con la información brindada sobre la historieta de Carlos Pincel y mis posteriores desempeños.
Carlos Pincel, no era una especie de espía, sino un detective del departamento de investigaciones criminales de la policía tica, resolviendo todo tipo de casos. Tras la desaparición del Periódico Excelsior, en donde se publico por casi tres anos, la historieta se continuo publicando por un tiempo mas, en el, para entonces recién nacido, Diario Extra. Debo mencionar, mi posterior y agradable paso por la revista Tricolin, de Carlos Enrique Figueroa, en donde tuve el gusto de conocer a mi inolvidable amigo, don Víctor Canifru, de quien ademas guardo dos originales de sus tiras publicadas en Chile, con sus respectivos recortes del periódico y que el mismo me obsequio. Si bien es cierto que me adentre de lleno y hasta hoy, en las lides de la comunicación publicitaria, no he dejado de dibujar historietas, muy por el contrario, tuve la dicha de realizar una gran cantidad de materiales para UNESCO, Plan Internacional, Unisida, entre otras entidades, a través de la Radio Nederland, en su cede en Costa Rica, que fueron publicados a nivel de toda America Latina, con temas de apoyo y educación, sobre la niñez, la familia, salud y entretenimiento, ademas de otras tantas historietas publicitarias e ilustraciones, para varios libros de cuentos y educativos.
En la actualidad, estoy trabajando en “Las Nuevas Aventuras de Carlos Pincel” que espero poder publicar muy pronto y en otros proyectos que ya van en camino.
Quedo infinitamente agradecido, por destacar mi trabajo y me pongo a tu entera disposición para lo que te pueda ayudar. Puedo enviarte, algunos trabajos para tu blog si así lo deseas, solo necesito tu correo electrónico. El mío, es: fascinacmyk@gmail.com.
Sinceramente.
Carlos E. Alvarado S. (Pincel) Así me llaman en Alajuela, desde que publicaba la historieta.
Alajuela, 27 de noviembre, 2011

Oscar Sierra Quintero dijo...

Muchas gracias mi estimado Carlos, por las oportunas aclaraciones y ampliaciones que haces tanto sobre tu tira cómica Carlos Pincel como de tu labor mas reciente de la cual tuve noticias ya que hace mas de un año logré tener en mis manos un ejemplar de una de tus historietas hechas para la Unesco. Las equivocaciones que tuve en mi articulo al hablar de tu tira de Carlos Pincel se debieron como, podrás intuir, a que no pude hallar la forma de contactarte para que me contaras mas a fondo los pormenores sobre la creación y publicación de esta tira, como si lo logré hacer con otros colegas como Juan Diaz (autor de Glupy) y el fallecido don Noe Solano, al hablar con sus hijos y nietos. Ahora que, gracias a tu gentileza al escribirme, ya tengo tu dirección e-mail, te enviaré un correo electrónico un dia de estos para concretar una cita contigo y entrevistarte sobre tu trayectoria para uno de mis artículos divulgativos sobre la historieta y la caricatura costarricense. Te deseo le mayor de los éxitos en tus proyectos futuros y espera pronto mi comunicado. (Oscar Sierra)

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